30 años

¡Treinta años creando impacto es algo que se debe celebrar!

Aparte de soplar unas velas, ¿qué celebramos en realidad?

«Alterfin es algo único por su enorme dimensión ética y de impacto. Todo el equipo se rige por unos valores asentados, y ese compromiso compartido es la fuerza motriz de quienes trabajan para o con Alterfin.» - Hugo Couderé

30 años

¡Treinta años creando impacto es algo que se debe celebrar!

Aparte de soplar unas velas, ¿qué celebramos en realidad?

«Alterfin es algo único por su enorme dimensión ética y de impacto. Todo el equipo se rige por unos valores asentados, y ese compromiso compartido es la fuerza motriz de quienes trabajan para o con Alterfin.» - Hugo Couderé

Aprovechamos este aniversario para reflexionar sobre nuestra historia y la relevancia que sigue teniendo nuestra misión. En esta entrevista, Hugo Couderé, fundador de Alterfin, comparte su trayectoria, los retos de los primeros años y lo que permite que, en 2025, nuestra cooperativa siga siendo única.

¿Con qué objetivo se fundó Alterfin hace 30 años?

Desde el principio, la lucha contra la pobreza ha sido la base de la misión de Alterfin, y para mí se convirtió en una causa fundamental, especialmente cuando finalicé los estudios.

Tanto por influencia política como personal, siempre tenía presente la cuestión de la pobreza, y pronto pude percatarme de esta realidad en persona.

¿Qué te llevó personalmente a crear esta iniciativa?

Mientras estudiaba Economía aplicada en la Universidad de Amberes, me uní a Verontruste Economisten («Economistas comprometidos»), un grupo que contaba además con el apoyo del profesor Stefaan Marysse, que se convirtió en todo un mentor para mí. El objetivo del grupo era desarrollar críticas teóricas y prácticas a la teoría económica predominante.

Al finalizar mis estudios, y gracias a la ayuda de Stefaan, trabajé en Tanzania durante cuatro años para seguir contribuyendo en proyectos de desarrollo en África. Esa experiencia supuso un punto de inflexión en mi búsqueda de formas viables de reducir la pobreza. De primera mano, pude constatar que el acceso a la financiación resultaba esencial para las personas que trabajaban en empresas sociales, porque les permitía desarrollar actividades económicas y mejorar su nivel de vida.

Quedó patente que, para tener un impacto duradero, se precisaba mucho más que el simple apoyo a las organizaciones locales; necesitábamos ayudarlas a ser autosuficientes y a depender menos de la ayuda externa.

Al regresar de mi trabajo como cooperante en África, volví a la Universidad de Amberes como ayudante de investigación y empecé a trabajar en mi doctorado.

Durante esa época, también empecé a asesorar a diferentes ONG, lo que me llevó a unirme a la Comisión de proyectos de 11.11.11 (anteriormente «NCOS») de Flandes. NCOS agrupaba a organizaciones no gubernamentales como Rikolto (anteriormente Vredeseilanden) y Oxfam, todas ellas comprometidas con cuestiones de desarrollo.

¿Cuál era el contexto en 1994?

En los años noventa, la mayoría de las ONG, incluidas las que trabajaban en la Comisión de proyectos de 11.11.11, dependían de donaciones. Sin embargo, buscaban formas de facilitar la financiación de la cooperación al desarrollo y apoyar el desarrollo económico más allá de las ayudas tradicionales.

Rikolto, Oxfam y otras ONG que dieron origen a Alterfin, como Wereldwinkels, trabajaban con cooperativas de productores y otras empresas sociales. Aunque prestaban un valioso apoyo —y lo siguen haciendo—, no podían aportar los recursos financieros necesarios para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de estas organizaciones.

La inversión de impacto, tal y como la conocemos hoy, no existía entonces, por eso se me ocurrió la idea de crear una alternativa capaz de financiar iniciativas viables con una clara misión social.

Así nació Alterfin (acrónimo de «ALTERnative FINance»).

Como reconocimiento de su potencial, 11.11.11 me financió durante un año para pulir el concepto, desarrollar un plan de negocio y conseguir el capital inicial necesario.

Sin embargo, dar vida a Alterfin precisaba algo más que un plan de negocio: requería un capital semilla esencial. Finalmente, diez ONG y dos bancos unieron sus fuerzas y recaudaron 600 000 euros para poner en marcha la iniciativa. Dejé la universidad para dedicarme de lleno a hacerla funcionar.

Poco después, en 1998, las ONG francófonas  Humundi (anteriormente «SOS Faim»),  Entraide et Fraternité y Magasins du Monde entraron a formar parte de Alterfin para reforzar aún más sus cimientos.

¿Cómo fueron los primeros años y por qué celebramos el 30.º aniversario de inversión de impacto de Alterfin un año más tarde de la fecha de fundación oficial?

Alterfin se fundó de manera oficial el 16 de noviembre de 1994, pero sus operaciones comenzaron en realidad en 1995, por eso tomamos esta fecha como nuestro verdadero inicio y, de este modo, celebramos el 30.º aniversario en 2025.

Los primeros meses fueron intensos. Teníamos que establecer los sistemas de gestión, las estructuras administrativas y otros elementos necesarios y, lo más importante, crear una cartera de crédito.

Resulta difícil imaginarlo ahora, pero en 1995 el correo electrónico e internet apenas estaban emergiendo. ¡Gran parte de nuestra comunicación «rápida» se llevaba a cabo por fax! Alterfin vio la luz en un mundo en el cual las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) estaban aún en fase temprana, por lo que resulta aún más impresionante cómo pudimos crear los cimientos de lo que es hoy Alterfin.

Por aquel entonces, el equipo lo formábamos tan solo dos personas: Nadia Wera, encargada de marketing y comunicación, y yo, que me ocupaba del desarrollo de cartera y la gestión general.

Durante los tres primeros años, yo era el único gestor de inversiones que supervisaba nueve empresas sociales en toda Latinoamérica. Prestábamos apoyo a cuatro clientes activos en agricultura sostenible y a cinco instituciones de microfinanzas en Chile, Perú, Bolivia, Ecuador y El Salvador.

En la actualidad, Alterfin cuenta con un equipo de 35 personas que presta apoyo a más de 130 clientes.

¿Por qué Alterfin es una cooperativa? ¿Qué la diferencia de otras organizaciones centradas en crear impacto?

Aunque nuestras ONG fundadoras tenían un compromiso firme, su capacidad para aportar capital a Alterfin era limitada. Además, para las instituciones financieras más tradicionales éramos aún el «bicho raro».

Enseguida nos dimos cuenta de que la financiación para la cooperación al desarrollo exigía una movilización sostenible de fondos a largo plazo y una forma de crear una organización capaz de preservar su misión y sus valores. El modelo cooperativo podía hacer ambas cosas.

Con el tiempo, también nos dimos cuenta de que ser una cooperativa nos aportaba valor para cumplir nuestra misión. Podíamos comprometernos con nuestros clientes a largo plazo y seguir su desarrollo. Además, nos permitía ser más flexibles a la hora de adaptar nuestros servicios a sus necesidades.

¡Eso es parte de nuestro valor añadido en el sector!

Collage photo des premières années d'Alterfin, 3 photos.

Llevas tres décadas en Alterfin. ¿Qué te ha impulsado a continuar todos estos años? ¿Qué es lo que realmente diferencia a Alterfin en el ámbito de la inversión de impacto?

Alterfin es algo único por su enorme dimensión ética y de impacto. Todo el equipo se rige por unos valores asentados, y ese compromiso compartido es la fuerza motriz de quienes trabajan para o con Alterfin.

A lo largo de los años, he asistido de primera mano a los cambios positivos en las vidas de las personas que trabajan para las empresas sociales a las que apoyamos; así fui consciente de que nuestro impacto era real y profundo.

La arraigada experiencia de Alterfin, su red fuerte y su sólida estructura interna hacen que destaque en la actualidad. Por encima de todo, el impacto y los inquebrantables valores de Alterfin siguen marcando la diferencia como parte fundamental en la inversión de impacto. Por eso llevo en ella tres décadas.

¿Qué te depararán los próximos 30 años? ¿Qué deberían tener siempre presente los futuros miembros y clientes de la cooperativa?

Los retos a los que nos enfrentamos en la actualidad, ya sean medioambientales, sociales o económicos, hacen más urgente y relevante que nunca la necesidad de contar con inversiones de impacto y éticas.

Alterfin es parte de la solución. Esto es algo que queda patente al ver cómo obtiene el firme compromiso de miles de cooperativistas, cientos de empresas sociales de todo el mundo y una sólida red de organizaciones afines.

Las futuras generaciones de cooperativistas y clientes de Alterfin deberían tener siempre presente el poder de trabajar juntos.

Hemos llegado hasta aquí gracias a una visión compartida, y espero que ese espíritu siga vivo durante muchas décadas más.

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